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Dermatologia Practica en el Perro y Gato
Rejas, Juan
1ª Edición Abril 2007
Español
Tapa blanda
176 pags
1000 gr
null x null x null cm
ISBN 9788493163655
Editorial CONSULTA DIFUSION VETERINARIA
LIBRO IMPRESO
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Introducción del libro
"Dermatología práctica en el perro y gato" se dirige
a quienes opinan que todos los casos de dermatología se parecen.
Como en todas las ramas de la medicina, el diagnóstico en dermatología
es relativamente sencillo si se siguen unos pasos ordenados que filtren los
posibles diagnósticos iniciales. La cuestión no es acertar el
diagnóstico nada más ver al paciente.
Primer paso
Consiste en obtener datos de la historia del paciente y de las lesiones y otros
signos que presenta. A partir de estos datos se hacen tres listas:
- Diagnósticos probables.
- Diagnósticos posibles pero menos probables.
- Diagnósticos imposibles o muy improbables.
y en ellas habrá que incluir grupos de dermatopatías (alérgicas,
autoinmunes, displasias foliculares, alopecias endocrinas, dermatofitosis, sarna
demodécica, otras sarnas, etc.).
Por ejemplo, en perros entre 6 y 12 meses de edad suelen ser relativamente
frecuentes las demodecias localizadas; menos, las tiñas; pueden comenzar
a rascarse los perros alérgicos; pueden empezar a mostrar alopecia los
casos de displasias foliculares; etc.; sin embargo es improbable ver casos de
alopecias endocrinas, salvo el enanismo hipofisario.
Por contra, un perro de 8 años sería factible que comenzara a
perder pelo por problemas endocrinos; sería raro, pero posible, que empezara
a rascarse por una alergia; sería poco frecuente que surgiera una demodecia
por vez primera o una dermatofitosis (en este último caso habría
que buscar posibles fuentes de contagio); y no sería posible que empezara
a mostrar una displasia folicular como tal (muy raramente podría ser
el primer episodio de una alopecia estacional de los flancos), ya que éstas
aparecen cuando son jóvenes.
A partir de los datos aportados por la historia (edad, raza, presentación
aguda o crónica, etc.) y la clínica (presencia o ausencia de alopecia,
de inflamación de la piel, etc.) es posible centrar 9 de cada 10 diagnósticos;
así, si hay una alopecia pero no hay inflamación de la piel subyacente,
ni prurito, ni lesiones cutáneas (eritema, erosiones, pápulas,
etc.), se descartan un montón de patologías (alérgicas,
autoinmunes, sarna sarcóptica, etc.).
Segundo paso
Consiste en obtener información de las pruebas complementarias que pueden
hacerse de forma inmediata en la consulta y que son sencillas, rápidas
y baratas:
- Raspado cutáneo: profundo para Demodex canis y superficial para Sarcoptes
scabiei o Notoedres cati (descritos en las páginas 34 y 43) .
- Cinta adhesiva en presencia de escamas, para comprobar si son Cheyletiella
spp (descrita en la página 33).
- Citologías para ver si las lesiones son inflamatorias, neoplásicas
o no inflamatorias ni neoplásicas, y para comprobar si hay gérmenes
que complican el cuadro (cocos, bacilos, Malassezia). Los distintos métodos
de obtención de citologías se describen en las páginas
3 y 74.
- Tricografía para ver si hay pelos rotos (manera de saber si un gato
se lame en exceso), si presentan macromelanosomas (displasias foliculares) o
esporas (dermatofitosis). Ver páginas 99 y 117.
- Prueba de la depilación (facilitada en pelos en fase de telógeno).
- Luz de Wood (dermatofitosis). Ver página 98.
En cada caso hay que hacer solo alguna de estas pruebas, para confirmar o descartar
los diagnósticos que se puedan dentro de los presentes en las dos primeras
listas. Es decir, si la historia y clínica aseguran que no es una demodecia,
no se hace raspado profundo, pero si no la excluyen, aunque parezca poco probable,
se hace, porque cuesta poco tiempo y dinero.
Hay que usar el sentido común a la hora de hacer estar pruebas complementarias.
Así, por ejemplo, en un perro que presenta solo habones y que no tiene
alopecias, no hay base para sospechar de dermatofitosis o demodecia, ya que
estas dermatitis provocan foliculitis y alopecia, por lo que no tiene sentido
hacer raspados profundos o buscar dermatofitos. No obstante, si hay una mínima
duda, ¡¡ HAY QUE HACERLAS !!; el tiempo y dinero perdidos son ínfimos.
En este punto deben estar centrados o diagnosticados casi la totalidad de los
casos por lo que, en el supuesto de no tener un diagnóstico definitivo,
al menos se sabe en qué grupo(s) patológico(s) está incluido
y qué nuevas pruebas serían las más indicadas.
Tercer paso
Ahora es el momento de elegir las pruebas que tardan más tiempo en dar
resultados o que son más costosas económicamente:
- Dieta de eliminación (descrita en la página 18).
- Cultivo de hongos.
- Valoración de hormonas.
- Biopsia (descrita en la página 4) y estudio anatomopatológico.
- Determinación de IgE específicas de alérgeno o intradermorreacción.
"Dermatología práctica en el perro y gato" no incluye
todas las dermatopatías de los perros y gatos, ni la descripción
exhaustiva de sus etiopatogenias, cuadros clínicos, tratamientos, etc.,
para lo cual ya hay otros textos magníficos. La única pretensión
de "Dermatología práctica en el perro y gato" es ayudar
a los clínicos que encuentran dificultades en el diagnóstico de
las enfermedades de la piel de los animales de compañía, mediante
un enfoque distinto, más cercano a cómo llegan los pacientes a
la consulta. La descripción de las distintas patologías queda
resumida a los aspectos clínicos y terapéuticos más relevantes
de cada una de ellas.
En los síndromes más importantes, se han incluido casos clínicos
comentados a fin de recalcar cuáles son los pasos a seguir, al menos
desde el punto de vista del autor.
En "Dermatología práctica en el perro y gato" las dermatopatías
se clasifican según el cuadro clínico o lesional predominante,
aunque evidentemente cada patología muestra más de una lesión
e, incluso, algunos procesos, como la leishmaniosis, pueden mostrar cuadros
clínicos cutáneos muy diferentes.
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